Muchos probablemente habréis notado que llevo bastantes semanas sin escribir un artículo. Ha sido por cuestiones de salud, lamentablemente. A finales de junio tuve un problema en un oído que me ha tenido — y aún me tiene — bastante fastidiado. En todo este tiempo, apenas he podido dar clases, leer, analizar, mandar newletters, ni tan siquiera llevar una vida medianamente normal. Han sido unos meses bastante complicados, la verdad.
Lo primero que quería hacer antes de entrar en materia es agradecer de manera muy especial a Gonzalo Aguinaco, Sergio, José Miguel Vera y Jesús Lugo por echarme una mano durante todas estas semanas. Gracias a sus seminarios y talleres sobre opciones financieras, amplitud de mercado, mundo DeFI, análisis de volumen e inteligencia artificial, mis alumnos han tenido una cierta continuidad que yo no habría podido mantener. También a Carlos Santiso, gestor de Icaria Capital por sus dos extraordinarias Master Class que nos impartió de forma privada sobre la cartera permanente y sobre análisis y valoración de empresas.
Una de las cosas que he aprendido en estos meses es lo importante que es rodearte de gente que comparta tus mismos valores, que sea inteligente, tenga talento, conocimiento y, además, sean buenas personas. Aprender a no diluirte y centrarte en aquellas personas que realmente te ayudan a sumar es parte del proceso.
Por supuesto, también me gustaría agradecer a todos mis alumnos por su comprensión aceptando tantos inevitables cambios y retrasos en las clases. Os prometo que cuando esté al 100%, vamos a tratar contenidos espectaculares que os van a encantar.
Son muchos los proyectos los que estoy teniendo que posponer, por desgracia. Por ejemplo, ahora, el 22 y 23 de octubre, tenía previsto asistir de ponente al evento “Madrid Master Trading” (www.madridmastertrading.com) al que todos los años me suelen invitar, pero he tenido que cancelar mi asistencia. Y tenía especial ganas de participar, entre otras razones para poder hablar de forma más extensa de lo que hoy os quiero comentar en este artículo y debatirlo con todos vosotros. Pero en otra ocasión tendrá que ser.
En todo caso, aunque yo no vaya, me gustaría animaros enfáticamente a asistir. Después de más de un año y pico encerrados en casa creo que ya va siendo hora de recuperar los eventos presenciales y verse cara a cara. ¡Muerte al Zoom!. Además, como siempre, el elenco de ponentes que participan es extraordinario. Impartirán charlas, gente de la talla de Enrique Castellanos, Director del Instituto BME y experto en Opciones Financieras; Roberto Marcos, trader institucional e investigador algorítmico en la gestora GPM; Sergio Mur, gestor durante muchos años, aparte de docente en diversas Escuelas de Negocio ; Pablo Gil, también gestor durante muchos años y ex Director del departamento de Análisis Técnico del Santander; o Miguel Ángel Rodriguez, todo un referente en España sobre el análisis de divisas.
En una situación macroeconómica tan delicada como en la que nos encontramos creo que es más que interesante conocer su opinión y ver qué decisiones proponen tomar como inversores.
La entrada es completamente gratuita así que si vives por Madrid o alrededores creo que te gustará asistir. Puedes reservar tu plaza en la página web: www.madridmastertrading
En cualquier caso, no quiero hacer de éste un artículo de lamento pero fueron unos meses en los que estuve en un segundo plano y me consta que muchos de vosotros estabais preocupados, por eso quise aclararlo. Además, este retiro involuntario me está sirviendo para reflexionar mucho sobre muchas cosas, entre ellas la inversión, y creí interesante compartir alguna de estas reflexiones con todos vosotros. Hoy destacaré dos: el exceso de euforia que se respira en el ambiente y la importancia de sistematizar estrategias de inversión. Espero que os resulten de interés.
Sobre la euforia de los inversores y la necesidad de adoptar estrategias sistemáticas
Hace unos pocos días salía en los medios una noticia un tanto curiosa: Un hámster cripto Trader ganaba un 30% de rentabilidad en tres meses superando la rentabilidad de Warren Buffett y el índice S&P500. Al parecer, un alemán con mucho tiempo libre no tuvo mejor idea que construirle a su hámster una especie de anexo a modo de “oficina” en la que le instaló una rueda y dos túneles. La rueda seleccionaba la cripto que iba a operar, y los túneles decidían si la operación sería de compra de venta. Pues bien, después de tres meses de actividad especulativa, la rentabilidad obtenida por Mr.Goxx (así se llamaba el cripto hámster) fue de casi del 30%, por encima de la obtenida por Buffett, el S&P500 o el mismísimo Bitcoin, en el mismo periodo.
Esta noticia no deja de ser una auténtica estupidez pero irremediablemente nos retrotrae a la teoría de los monos de Malkiel, un clásico de las finanzas que viene a ilustrar lo difícil que resulta obtener rentabilidades extraordinarias más allá de las que te ofrece el mercado de forma natural.
La teoría de los monos de Malkiel surgió en 1973 cuando Burton Malkiel, economista y escritor estadounidense, en su libro “Un paseo aleatorio por Wall Street” cuestionaba la habilidad de los inversores activos para superar la rentabilidad del mercado de forma sistemática y recurrente en el largo plazo. Sugirió que cualquier mono con los ojos vendados y lanzando dardos a las páginas financieras de un periódico de forma aleatoria podría escoger una cartera de activos que diera mejores resultados a la de los mejores analistas de Wall Street. Este órdago fue visto por “The Wall Street Journal” que quiso poner a prueba la teoría de Malkiel e invitó a sus empleados (que aunque no fuesen monos trabajaban como ellos) a confeccionar una cartera y compararla con las elaboradas por los mejores analistas. Pasado un año, la cartera de “los monos” de The Wall Street Journal había obtenido mejor rendimiento que el 85% de los expertos inversores. ¡Toma ya!.
Otro experimento que va en la misma línea es el que comparte Pablo Fernández en sus archifamosos “papers” sobre la rentabilidad de los fondos de inversión y planes de pensiones en España. En esta ocasión, el estudio consistía en pedirle a 248 estudiantes que escribiesen cinco números del 1 al 70 sin saber qué cada número correspondía a una compañía cotizada de la bolsa española. De esta forma, cada alumno construyó, sin ser consciente, una cartera equiponderada de cinco empresas españolas. Al cabo de un tiempo las compararon con los fondos profesionales y descubrieron que la rentabilidad promedio conseguida por los estudiantes fue de un 105% mientras que la de los profesionales apenas llegó al 71%. Además, de los 248 alumnos, sólo 17 alumnos obtuvieron peor resultado que el peor de los fondos profesionales y 109 fueron capaces de superar la rentabilidad de la Bolsa española. Llama la atención, ¿verdad?. Tanto traje de chaqueta para que luego, unos pequeños renacuajos monillos revoltosos consigan mejor rentabilidad que ellos.
Estos tres experimentos, aunque evidentemente tienen sus sesgos y muchas críticas, al menos dejan entrever algo que muchos inversores compartimos: obtener rendimientos superiores al mercado de forma sistemática y en el largo plazo no es tarea sencilla. Cuando hablamos de “rendimientos del mercado” básicamente hablamos de estrategias de inversión “pasivas”— o indexadas — cuyas rentabilidades en el largo plazo pueden oscilar entre el 2% y el 10% de media anual en términos reales dependiendo del tipo de cartera y el tiempo que se mantenga la inversión, entre otros factores.
Lo que llama la atención es que, en la comunidad inversora, en términos generales, se está respirando una atmósfera demasiado eufórica donde estos umbrales de rentabilidad parecen peccata minuta. Ahora, si no aspiras a rendimientos por encima del 20-30% es que estás perdiendo el tiempo. O si diversificas es que eres prácticamente un “loser”, o sino inviertes en los sectores de moda, criptos o mineras de Uranio, no eres un inversor sofisticado que mole. No olvidemos que existe toda una generación de “traders” que en su vida han experimentado una crisis de las de verdad, de las importantes, de las gordas, de las que parece que el fin del mundo se nos viene encima. Para ellos, lo normal es ver revalorizaciones anuales del 12% o que el Bitcoin suba un 20 mil % en apenas 7 años, o que Elon Musk suba una foto de un perro y una “shitcoin” como Shiba se vaya a las nubes. Pero no olvidemos que las burbujas estallan cuando la euforia está en máximos. Todos conocemos esa frase atribuida a Rockefeller que decía, “cuando mi limpiabotas invierte, yo lo vendo todo”. Al final todo es una concatenación de procesos de acumulación y distribución, y para distribuir grandes masas de papel, necesitas una atmósfera de euforia desbordante que te sirva de contrapartida. La masa entusiasmada es la que hace rica a la Mano Fuerte.
¿Y cómo hacer para que toda esta generación de chavales entienda que esto no es lo normal? Imposible. Les mueve la codicia, la arrogancia y las ganas de presumir en Instagram. La ignorancia es atrevida. La mayoría, aunque diga que ha estudiado “ese último proyecto cripto que tanto dicen que va a subir” actúa sin conocimiento, por impulso, sin reflexión, sin estrategia, sin sistema, sin plan, sin perspectiva histórica, como FOMO, y con las expectativas desbordadas. Pero al final aprenderán, es sólo cuestión de tiempo. El mercado siempre termina poniéndote en tu sitio si te crees mucho más listo que él sin estar preparado.
En más de una ocasión hemos hablado de la situación macroeconómica tan complicada que estamos atravesando. La inflación está disparada, como ya sabemos. El último dato oficial publicado la sitúa en el 5,4% en EEUU. Y si ésta no es transitoria — que es el verdadero peligro — los Bancos Centrales tendrán que reducir los estímulos monetarios y subir los tipos de interés. No les queda otra. Y si esto sucede, la corrección del mercado está asegurada. ¿Cuándo sucederá? Imposible de saber. Sólo la astrología tiene la respuesta (modo ironía ON). De hecho, una amiga me asegura que esto sucederá este mismo mes de diciembre, y si acierta, yo perderé una apuesta. Pero, aunque yo la gane, la corrección llegará y dejará a muchos operadores “de ocasión” en pelotas y sin saber qué hacer. Y si no, al tiempo.
La importancia de implantar estrategias de inversión «pasivas» y sistemáticas
Pensamos que somos eternos (o que nuestro gestor favorito lo es) pero somos demasiado vulnerables.
A todo lo anterior, hay que añadirle que no incorporamos en nuestras decisiones la variable “contingencia inesperada”. Pensamos que somos indestructibles, sin considerar que cualquier día podemos tener un problema de salud, o de otro tipo, que nos impida atender nuestras inversiones como es debido. Esto lo he aprendido muy bien en estos últimos meses.
El caso paradigmático lo tenemos en los “traders” que buscan “tiempo y dinero” en el intradiario más especulativo. Seamos claros, el trading intradiario es, posiblemente, la forma más eficiente de perder el dinero de forma rápida. Así lo dicen todos los estudios — estudios que nunca compartirán contigo aquellos youtubers o instagramers que prometen enseñarte en 4 días las claves para ser un trader consistente. Pero partamos del supuesto que es factible dedicarse al trading intradiario como profesión. Incluso en este caso, sólo serías un autónomo de los mercados cuyos ingresos dependerían de la energía y del tiempo que tengas para darle al “botoncito” (para operar). Si no estás delante del ordenador, el dinero no irá ni para arriba ni para abajo. ¿Cómo piensas pagar tus facturas si estás en el hospital?. El mercado financiero no ofrece prestaciones sociales por bajas laborales, tenlo presente.
Pero esto no es sólo aplicable al trading más agresivo. Incluso los inversores activos más sensatos de largo plazo pueden encontrarse en situaciones relativamente similares, aunque no tan dramáticas, evidentemente. Mi caso es un buen ejemplo de ello. Yo, como muchos sabéis, mantengo diferentes estrategias de inversión y una de ellas es una cartera activa de renta variable con horizonte de medio y largo plazo. Pues bien, durante todas estas semanas, apenas he podido revisar cómo iban mis posiciones. ¿Es esto lógico y profesional? En mi opinión no, pero es la vida y puede pasar, por eso hay que estar bien protegido.
Tampoco es una cuestión sólo de inversores particulares que gestionan su propio dinero. También sucede cuando lo delegamos a un gestor profesional. ¿Qué pasa si el problema de salud lo tiene él?. Ellos tampoco son eternos. Pero no hay que ser dramático: simplemente pueden cambiar de profesión o ser cesados por la gestora en la que trabajan o perder “su magia” para encontrar buenas oportunidades (quedarse anclado en viejas ideas que ya no funcionan). Algunos gestores tienen demasiadas “cajas negras” sobre su proceso de inversión, para lo bueno y para lo malo. En la mayoría de los casos, apenas conocemos su filosofía de inversión y poco más pero no exactamente cuáles son los criterios concretos de compra y venta. De hecho, ni ellos mismos lo saben ya que son elementos tácitos adquiridos con el conocimiento y la experiencia a lo largo de los años — lo que sería la buena intuición. Por esto, y por otras razones, cada día soy más partidario de plantear la inversión desde cuatro capas que han de cubrirse de forma secuencial y por este orden:
- Capa 1. Lo primero es adquirir los conocimientos necesarios para desarrollar una actividad laboral o empresarial que te haga generar buenos ingresos. Cuantos más mejor, obviamente. Hay que generar valor a la sociedad para que ese valor se transforme en dinero. Y para esto hay que formarse mucho, innovar, emprender y trabajar muy “duru” para ser valioso para otros.
- Capa 2. Mantener unas finanzas personales saneadas que te permitan generar buenos ahorros de forma sistemática.
- Capa 3. Aprender lo esencial de gestión de carteras y de inversión para construir estrategias de inversión robustas, sistemáticas y sencillas que cualquier persona pueda replicar, que van desde la indexación más naif al SP500 hasta estrategias más robustas tipo “cartera permanente” de Harry Browne o planteamientos más sofisticados basados en factores. Posibilidades, hay infinitas.
- Capa 4. Aprendizaje más avanzado para realizar inversiones activas — e incluso, por qué no, el “trading intradiario” — para buscar esa opcionalidad que nos pueda proporcionar rentabilidades extraordinarias siempre que nuestro conocimiento, nuestro talento (o el de nuestro gestor) y una pizca de suerte nos lo permitan.
Un inversor sensato debería cubrir obligatoriamente las tres primeras capas. Y un inversor sensato e inteligente, parafraseando a Graham, debería abordar la cuarta, pero sin descuidar las tres primeras. De esta forma se asegurará capturar la rentabilidad que el mercado le ofrece de forma natural, para capitalizarla a lo largo de los años. sin la preocupación de que contingencias inesperadas le lastre los resultados, al mismo tiempo que trata de explotar su conocimiento y talento para obtener rentabilidades extraordinarias.
Concluyendo, con este artículo sólo pretendía explicar mi situación personal y aprovechar para traeros dos reflexiones que para mi están adquiriendo mucho peso en los últimos tiempos: por una parte el exceso de euforia que se respira en el ambiente (que unido a la situación macroeconómica podría abocarnos a un periodo de recesión), y, por otra, la importancia de implementar estrategias de inversión sistemáticas y “pasivas” ya que nadie está exento de sufrir algún tipo de problema que le impida atender como es debido sus inversiones más activas.
Poco a poco voy recuperando la salud, por fortuna, aunque aún tengo mis altibajos, pero ya estoy trabajando “duru” en la sombra para generar nuevos contenidos y formatos que creo que serán de interés para muchos de vosotros. Mi obsesión es ayudar en la medida de mis posibilidades a que seáis lo más expertos posible en las capas 2, 3 y 4. Una vez retomada la senda de escribir, permitidme que trate de recuperar la dinámica semanal de la misma que ya sabéis que podéis recibir de forma anticipada en la newsletter. En mis comunicaciones, aparte de información y reflexiones sobre el mercado que espero que os interesen y os hagan mejorar como inversores, os iré informando de todas estas novedades.
Un fuerte abrazo y cuidaros mucho que vida sólo tenemos una.
Enrique Díaz Valdecantos
Asesor EFA, coordinador de formación en Precio y Volumen
Gracias por tan valioso articulo
¡Excelente artículo acompañado de imágenes que ayudan a entender mejor el contexto de la información! El momento de euforia puede suponer una gran pérdida, la inversión no es un juego, sino que hay que realizarla con cabeza y criterio y no dejarte llevar por sensaciones. Contar con diferentes estrategias de inversión y estrategias pasivas es un buen método de tener la cartera diversificada y no asumir muchos riesgos.