La peor versión de las ideas de Wyckoff

En el mundo del análisis técnico se utilizan multitud de metáforas y analogías para tratar de explicar el comportamiento del mercado. El Chartismo tradicional está lleno de figuras como el famoso Hombro-cabeza-Hombro, el Doble techo o doble suelo, el banderín o gallardete. Las ideas de Wyckoff no se quedan atrás. Todos conocemos etiquetas como el PS, el AR o el Spring, o la metáfora del Boy Scout de Evans con su salto del arroyo y su deslizamiento del hielo. 

Estos recursos literarios tienen su parte buena y su parte mala. La buena es que te ayudan a familiarizarte con el comportamiento del mercado y eso no está mal, pero tiene sus inconvenientes y algunos son ciertamente peligrosos.

Por ejemplo, uno de esos inconvenientes es que mucha gente usa esas etiquetas, figuras o patrones como señales que, de confirmarse, proyectan un desenlace de recorrido del precio que tiende a repetirse con un alto grado de fiabilidad. Pero esto es un error, por dos razones principalmente:

1/ Porque no existe posibilidad alguna de demostrar de forma cuantitativa y universal la efectividad de los patrones o figuras chartistas. Y

2/ Aunque diésemos por válida la efectividad universal de los patrones, la idea de proyectar el movimiento del precio es, sencillamente, un sinsentido

Uno de los peores libros que ha caído en mis manos es del “Encyclopedia of Chart Patterns” de Thomas N. Bulkowski. Precisamente, lo que trata de hacer Bulkowski es cuantificar la efectividad de los diferentes patrones chartistas que existen. Para mi eso es un gran error. El chartismo tiene un alto grado de pareidolia aunque a muchos les duela reconocerlo, y entre percibir un Hombro-Cabeza-Hombro en un gráfico y ver una Virgen en una mancha en la pared, no hay tanta diferencia. 

Medir de forma universal la efectividad de un patrón es sencillamente imposible. Para empezar tendríamos que concretar exactamente cuándo y cómo se da dicho patrón. Y no me valen ambigüedades, porque eso sería hacernos trampas al solitario. ¿Cuánto exactamente tiene que subir la cabeza sobre el hombro izquierdo para que sea un HCH válido?¿A qué altura debe acabar el hombro derecho?¿Qué porcentaje de penetración de la línea clavicular tenemos que exigir para entender la figura como confirmada? Y estas son sólo alguna de las variables que tendríamos que concretar. Otras serían: ¿sobre qué activo concreto hacemos el estudio? ¿Y sobre qué marco temporal? ¿Y qué rango de fechas estudiamos?, y así un largo etc. Es decir, como mucho podemos aspirar a medir la efectividad de ciertos patrones cuyos requisitos habremos determinado nosotros de forma arbitraria y subjetiva y que se podrían parecer a un Hombro – Cabeza – Hombro o tal vez a un abridor de botellas de vino, según lo que nuestra imaginación considere oportuno, y que podría funcionar — o no — pero nunca de forma universal, sino en el rango de fechas y sobre el activo y dimensión temporal que nosotros hayamos también subjetivamente elegido. 

Al error de “proyectar el recorrido del precio” ya le dedicaré un artículo un poco más extenso, en cualquier caso, sirva como idea preliminar que no tiene cabida lógica confiar en una proyección puesto que esto es una visualización del futuro de algo que aún no ha sucedido. Uno de los grandes fallos del análisis técnico está precisamente en su definición que nos dice que nos ayuda a predecir el posible movimiento del precio. Pero la mala noticia es que, ni el análisis técnico, ni el fundamental ni las fases lunares son capaces de predecir qué va a suceder en la siguiente vela. Por pura lógica no podemos predecir qué resultado tendrán las decisiones agregadas de cientos de miles — por no decir millones —de operadores repartidos por todo el mundo, cada uno con sus expectativas, sus miedos y sus ambiciones. Simplemente no es posible saberlo, salvo que seas bruja y te llames Lola.

La justificación que muchos analistas técnicos se buscan a esto es que, el mercado, de manera agregada, se comporta como un rebaño, por psicología de masas, y el análisis técnico lo que hace, en último término, es analizar el comportamiento de ese rebaño.  Esta justificación, a parte de cuestionable y un poco infantil en mi opinión, entra en conflicto directo con aquellos otros que defienden que los mercados son movidos principalmente por las maniobras de los grandes profesionales o manos fuertes. Si defendemos que sólo unos pocos agentes son los capaces de provocar los desequilibrios en la oferta y la demanda, y en consecuencia los futuros movimientos del mercado, tendremos que aceptar que el movimiento del precio no se mueve por la psicología de la masa. O unos u otros pero lo que no se puede es soplar y sorber al mismo tiempo.


En definitiva, las  proyecciones clásicas del chartismo tradicional, las extensiones de Fibonacci planteadas por teorías como la de Elliott o las proyecciones basadas en los gráficos de Punto & Figura como propuso Richard Wyckoff, son una absoluta pérdida de tiempo y tienen la misma fiabilidad que una escopeta de feria.   

Las etiquetas y estructuras de Wyckoff, sin embargo, para mi son diferentes, aunque no están exentas de caer en la misma trampa según cómo se utilicen. De hecho mucha gente las usa como el chartismo tradicional, lo cual es un grave error. La virtud de Wyckoff es precisamente que no trata de predecir nada, sólo trata de explicar qué ha sucedido en el pasado en términos de oferta y demanda. Lo cual no es poca cosa. Para Wyckoff, lo de menos es la figura, la etiqueta o la esquemática, lo importante es entender qué escenarios se abren ante dicha información sobre la interacción entre aquellos que venden y aquellos que compran. 

Un ejemplo: cuando el precio viene en un desarrollo bajista y aparece un gran volumen, Wyckoff lo llama “preliminary support” (PS). Esta es una etiqueta simplemente descriptiva de la realidad y nos informa de la aparición de nueva demanda en el mercado que puede poner en jaque el desequilibrio que hasta ahora imperaba a favor de la oferta, y también que se dibuja un área de soporte potencial (“soporte preliminar”) que podría representar una zona a defender por parte de esa nueva demanda que entró a mercado u otra demanda que, al percibir dicha información, puede verse incentivada para incrementar su apuesta alcista. 

Algo similar ocurre con metáforas como la del Boy Scout de Evans. Estas no son más que maneras para tratar de explicar situaciones de mercado de una manera simplificada y visual, para que las pueda entender todo el mundo. No olvidemos que Evans, al igual que Wyckoff, no se hizo famoso por su gran talento especulador, sino por su gran capacidad divulgativa

Yo mismo, en mis clases, he acuñado metáforas similares con el mismo objetivo, como la del hombre encerrado en una habitación, para explicar la Ley de Esfuerzo Vs Resultado, o la de la “trinchera de la oferta y la demanda”, para sugerir donde pueden situarse esas zonas relevantes de oferta y demanda que delimitan el rango de trading. Y me horrorizaría que dentro de 100 años algún avatar de redes sociales quisiese imponer mis «creaciones» como si fuesen escrituras divinas.

Todas estas son etiquetas, metáforas y recursos para tratar de explicar cómo se puede estar gestando el “juego de la oferta y demanda”. Ceñirse a ellas de una manera encorsetada, poco flexible y sobre vanagloriada, es uno de los mayores errores que se pueden cometer. Muchas personas, con incapacidad para avanzar en el aprendizaje y enormes sesgos cognitivos, están convirtiendo a Wyckoff en la peor versión que uno se puede imaginar, en una especie de teoría de Elliott al estilo Neely. Vamos, en lo peor de lo peor. 

Por suerte, este tipo de personas son fáciles de identificar: se creen puristas de Wyckoff pero, en el fondo, su conocimiento tiene pies de barro. Para camuflarlo, visten sus gráficos de mucha información como para aparentar control y conocimiento, pero lo que están haciendo es encorsetar las ideas y sobre vanagloriar lo poco que saben. Suelen ser arrogantes, e incluso agresivos con todo aquello que exceda su limitada capacidad de comprensión, e incapaces de entender que hay otras muchas formas de análisis — incluso que la información de la oferta y la demanda se puede obtener de diferentes formas, algunas mucho más precisas, ingeniosas y eficientes que la del volumen vertical y su interacción con el precio.

Yo, a todos mis alumnos les pido rigor, que se cuestionen absolutamente todo, que aprendan a contraargumentar y que sean escépticos, pero sobre todo, que tengan pasión por aprender. Esa es la principal virtud que los convertirá en buenos inversores. Quedarse estancado en cuatro ideas, por muy seductoras que parezcan, es la muerte del inversor. Como decía el otro día en Twitter: “de las peores cosas que te pueden pasar en la inversión es quedarse estancado en ideas concretas y no estar abierto a aprender nuevas filosofías y propuestas de análisis”. Así que abran la mente y disfruten del camino.

35 comentarios en “La peor versión de las ideas de Wyckoff”

    1. Un autor que escribió un libro sobre Elliott que es un auténtico pestiño. Lo cataloga como el primer acercamiento científico a la teoría de Elliott lo cual es una estupidez. Comete el mismo error que muchos economistas arrogantes que pretender «cientificar» lo que es una ciencia social.

  1. Hernando Ortiz García

    Me parece que cuando lo he visto y oído en sus vídeos Usted suguiere que está es una opción de entrada para invertir, Usted lo explica muy bien, y ahora dice que esto no da credibilidad a la táctica de Wyckoff , disculpe pero no lo entiendo

      1. Todo lo que suene a dogmático para mí es un error. Tanto los chartistas, los Wyckofians, Elliotistas recalcitrantes o los antis lo que sea. Todo tiene utilidad en su justa medida.

  2. Siempre sigo sus enseñanzas muy buenas según entiendo en este articulo es que ningún método es infalible en este caso la metodología de Wyckoff

  3. Excelente artículo Enrique, gracias a usted empecé a entender el trading de otra forma con el curso de precio y volumen que aporto al principio de la pandemia, leyendo su libro el método de Wyckoff y mirando sus videos de you tube.
    Gracias por todos sus aportes tan valiosos, un saludo y un abrazo desde Medellín colombia.

  4. Hola Enrique, en un curso que publicaste de forma gratuita a mitad de este año donde hablabas de Wyckoff, Pruden y Evans, y las fases del mercado, me ayudaron mucho a entender los posibles movimientos que vendrían en $, pero en el mercado todo puede suceder y todo depende de la interpretación de la información por parte del operador.

  5. Pingback: ¿Qué expresa realmente el “Bag Holding” de Tom Williams? – PV Escuela de Finanzas

  6. Me ha parecido un artículo excelente, que hace pensar y cuestionarte muchas cosas que damos por válidas sin hacer una mínima reflexión. Sólo la buena interpretación del contexto y de lo que ha ocurrido en el mercado te puede ayudar a atisbar qué es lo más probable que suceda, sin caer en el error de predecir nada, que para nada vale.

  7. Hola, Enrique buenas tardes. Personalmente, no que quien esta más confundido, tus lectores o su persona. Le digo porque, a inicialmente usted fue quien introdujo todas esas manifestaciones a favor de waycoff respecto a sus teorías. En estos días he descubierto que critica, en articulos, videos todo aquello que antes menciono importante conocer, para aquel que iniciaba en el trading. Le aprecio por sus enseñanzas teóricas, por eso mismo le escribo sobre mí pensar. Gracias.

    1. Yo diría que quien está confundido es usted. Primero porque en el artículo lo que hago es cuestionar algunas cosas del análisis técnico y destaco que la filosofía de Wyckoff carece de esos inconvenientes, aunque hay algunas personas que lo desvirtúan. Hay que mejorar la comprensión lectura.
      Y luego, está aún más confundido porque el conocimiento no va de defender, como quien defiende, a un hijo unas determinadas ideas. El conocimiento, y la divulgación como es mi caso, es tratar de enseñar (y educar) entre otras cosas a que la gente entienda que no existe idea, filosofía, planteamiento analítico que, per sé, sea perfecto. Todo, incluido Wyckoff, tiene problemas.

  8. Estimado Enrique, muy interesante artículo. Para mí, pone de manifiesto, que teorías como las de Wyckoff, pueden ayudar a entender el mercado, pero no son el Santo Grial, ni bola de cristal.
    Me gustaría plantear una cuestión sobre el artículo, cuando aludes a:
    «Si defendemos que sólo unos pocos agentes son los capaces de provocar los desequilibrios en la oferta y la demanda, y en consecuencia los futuros movimientos del mercado, tendremos que aceptar que el movimiento del precio no se mueve por la psicología de la masa. O unos u otros pero lo que no se puede es soplar y sorber al mismo tiempo.»

    ¿Podríamos decir que, unos y otros, soplan y sorben en una secuencia indescifrable?
    Muchas gracias.

  9. Hola, vine buscando los archivos Excel citados en el libro «El método Wyckoff» de Enrique Díaz Valdecantos en el Anexo 1 «Analizando la gestión de las salidas» y 2 «Excel control de operaciones
    miniSP» ¿Dónde los puedo encontrar?

  10. Hola Enrique! Me encanto tu articulo. Hace dos días termine de leer tu libro y me pareció realmente genial. Pero me quede con una duda. ¿Hay estadísticas hechas que muestren el porcentaje de acierto promedio de cada una de las posiciones primarias de trading y el ratio riesgo/beneficio promedio de cada una de estas entradas? Si alguna vez escribiste algo así o has hecho estudios me encantaría que me digas donde leerlo e informarme. Muchísimas gracias por tu excelente pedagogía, y felicitaciones por haber escrito tan buen libro de Metodología especulatva.

    1. Gracias Damián. Pues no, me temo que no hay estudios y sería muy complicado realizar alguno con conclusiones que sean realmente fiables. Wyckoff no son ideas fácilmente cuantificables. Más bien son lecturas y descripciones cualitativas de situaciones que se pueden estar dando en términos de oferta y demanda.

  11. Buenas tardes Enrique,

    Muchas gracias por tu libro.
    Me ha encantado, no conocía la metodologia Wyckoff en detalle, y el libro me ha ayudado mucho a comprender un poco mejor el funcionamiento de los mercados.

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